Los niños y jóvenes que han tenido contacto directo con la COVID-19 presentan más problemas de ansiedad, ansiedad social y depresión.
Así se desprende de un reciente estudio desarrollado por el codirector del Máster Propio en Psicología y Psicoterapia de la Universitat de València, José Gil, que ha analizado a 39 personas (de entre 6 y 16 años) atendidas durante el curso escolar 20-21 en el marco de este postgrado y del Servicio Municipal de Psicología de la población de Alcàsser.
El estudio compara niños y jóvenes en contacto con COVID-19 -bien por haber sufrido la enfermedad, por confinamiento o por el fallecimiento de algún familiar- con niños y jóvenes que acuden a la consulta de psicología por diferentes problemas.
En general, al confrontar la muestra clínica – de niños sin contacto directo con COVID- con los niños que sí han estado en contacto con esta enfermedad se observa una diferencia en el tipo de problemas psicológicos.
Mientras que aquellos que han tenido contacto directo con COVID presentan más problemas interiorizados (depresión, ansiedad, ansiedad social y quejas somáticas), los niños que acuden al servicio de psicología sin relación con el virus presentan más problemas exteriorizados como problemas de atención, hiperactividad, ira, agresión o conducta desafiante.
Son especialmente llamativas las diferencias en los problemas relacionados con la ansiedad social (con 13 puntos más en el caso de los niños y adolescentes que han estado en contacto con el COVID), la ansiedad y las quejas somáticas, con 9 y 8 puntos más, respectivamente.
- Niños y jóvenes SIN contacto con COVID
- Niños y jóvenes CON contacto con COVID
La importancia del ambiente familiar
Además, el estudio pone el acento en la importancia del ambiente familiar en los problemas de la población infanto-juvenil y en la modulación de la gravedad psicopatológica. En concreto, subraya que el modo en el que se vivencia laCOVID-19 influye directamente en la aparición de problemas psicológicos en estos colectivos.
En este sentido, la muestra del estudio presenta más problemas psicológicos como depresión, ansiedad, quejas somáticas, obsesión, compulsión y sintomatología postraumática en los casos en los que sus entornos familiares han vivido intensamente y con mucha gravedad la pandemia por COVID-19.